Seguimos recordando las incidencias de la gran fiesta patronal del pueblo de Ishua.
El señor Adornante, vistosamente ataviado y engalanado por oferentes, familiares, visitantes y curiosos, se dirige en plan de visita a ofrecer sus respetos a los otros carguyocs, quienes, en sus respectivas ramadas esperan con comida, trago y música, para agasajar como debe ser, al ilustre visitante y sus acompañantes. Las tradiciones se mantienen en los recónditos pueblos de la sierra profunda, allí donde las costumbres permanecen, más o menos, inalterables al paso del tiempo.
El mayso de la primera cuadrilla de Negrito Capataz, don Elías Puchuri, coincide en la visita a la ramada del señor Mayordomo, don Héctor Espinoza Orellana, con el señor Adornante, don Federico Tito, y, todos juntos, como hermanos, departen alegremente en medio de la tremenda batahola generada por las cuadrillas de músicos: arpistas, violinistas, tinyas y marquías, todos a su vez enfrascados en otra sana competencia de quienes tocan mejor. Gran fiesta.
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La cuadrilla del primer Negrito Capataz se apresta a mostrar su arte y respeto ante la ramada del señor Mayordomo.
Mientras los yanacoyundas bailan, van meditando acerca los versos que van a entonar para el señor carguyoc de esta ramada. Mas atrás rostros alegres y anhelantes, acompañan en esta visita y es que las fiestas de Ishua se tienen que llevar a cabo de acuerdo a lo que mandan las tradiciones. Por ese motivo, los buenos danzantes de negritos, quieren bailar aunque sea una vez en la vida, en las fiestas ishuanas en honor a la Virgen.
Estas son la fiestas de los pueblos del Ayacucho profundo, así es como veneramos a la Mamacha Cocharcas. Todo por ella y todo para ella.
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