Escenas de la fiesta de carnavales realizada en el local de Villa Marina, evento realizado para la confraternidad de niños y jóvenes descendientes de ishuanos y de otras comunidades. Estas reuniones sirven para fortalecer lazos familares y sociales, a la vez que permiten que los directivos de diferentes clubes puedan expresar sus puntos de vista bajo el entorno de un ambiente amical.
Los niños abren fuegos en estas fiestas, realizando la consabida ronda al ritmo de arpas y violines; en esta ocasión, los integrantes del club Villa Marina organizan las fiestas carnavalescas para deleite de grandes y pequeños. Las fotos son de hace dos años atrás, en unos diez años posteriores a este hecho, muchos de ellos recordarán con agrado los momentos vividos.
Muchos niños acuden por primera vez y, en medio de esta fiesta, la ocasión es propicia para conocer a los nuevos primos, tíos y amigos en general. De la misma forma que las reuniones deportivas sirven como marco para que los jóvenes y adolescentes se conozcan y alternen en un medio familiar, las reuniones festivas organizadas de esta manera, permiten a los más pequeños integrarse a las reuniones típicas del pueblo.
Algunos amigos muestran orgullosos a sus retoños y participan en forma conjunta con ellos. Otros en cambio, relegan esta tarea a las mamás, tíos jóvenes o abuelos; de todas formas, la comunidad en general terminará participando y divirtiéndose con las fiestas de carnavales.
Mucho tiene que ver la organización de cada club para llevar a cabo estos eventos, así como Villa Marina los amigos de La Campiña o Payet, también preparan sus carnavales y después de estas fiestas se verán quienes fueron los que mejor se prepararon para estas tareas.
Aquí están los pequeños participando con un entusiasmo digno de imitar y de paso alegrando los corazones veteranos de sus padres y abuelos; terminadas las yunzas de los más pequeños, vendrán las de los mayores, los cuales son tema de otro comentario.
Los niños abren fuegos en estas fiestas, realizando la consabida ronda al ritmo de arpas y violines; en esta ocasión, los integrantes del club Villa Marina organizan las fiestas carnavalescas para deleite de grandes y pequeños. Las fotos son de hace dos años atrás, en unos diez años posteriores a este hecho, muchos de ellos recordarán con agrado los momentos vividos.
Muchos niños acuden por primera vez y, en medio de esta fiesta, la ocasión es propicia para conocer a los nuevos primos, tíos y amigos en general. De la misma forma que las reuniones deportivas sirven como marco para que los jóvenes y adolescentes se conozcan y alternen en un medio familiar, las reuniones festivas organizadas de esta manera, permiten a los más pequeños integrarse a las reuniones típicas del pueblo.
Algunos amigos muestran orgullosos a sus retoños y participan en forma conjunta con ellos. Otros en cambio, relegan esta tarea a las mamás, tíos jóvenes o abuelos; de todas formas, la comunidad en general terminará participando y divirtiéndose con las fiestas de carnavales.
Mucho tiene que ver la organización de cada club para llevar a cabo estos eventos, así como Villa Marina los amigos de La Campiña o Payet, también preparan sus carnavales y después de estas fiestas se verán quienes fueron los que mejor se prepararon para estas tareas.
Aquí están los pequeños participando con un entusiasmo digno de imitar y de paso alegrando los corazones veteranos de sus padres y abuelos; terminadas las yunzas de los más pequeños, vendrán las de los mayores, los cuales son tema de otro comentario.
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