Se vienen las fiestas de las jóvenes promesas que años mas tarde dirigirán los destinos de la comunidad...
El arbolito tradicional ya se encuentra en fase de preparación, los niños ponen la yunza mientras las niñas se encargan de vestirlo y adornarlo en forma adecuada. En esta ocasión, muchos niños llevaron sus aportes para que la fiestecita sea memorable, ya en forma de juguetes, politos, refrescos, regalos diversos, etc.; con el concurso de todos estos pequeños es que un arbolito queda finalmente preparado.
Otras personas colaboran con el numerado de los pequeños para los concursos y regalos que se van a repartir. Intervienen tías, madrinas y personas que prestan generosamente su tiempo y dedicación para que la reunión sea de un completo éxito.
Muchos infantes se preguntan: qué regalo se llevarán esta vez a casa, quiénes serán los próximos padrinos, qué sorpresas surgirán en esta fiesta; entre tanto otros meditan: ¡que venga lo que venga! total, mis viejos son quienes tienen que preocuparse si tumbo el árbol...
¿Dónde están las gaseosas, las chichas moradas, las galletas? Y encima me han pintado como a hijo de panadero...
Entonando una canción, la futura cantante de ópera rock, da rienda suelta a su arte quitándose de paso la timidez que embarga a todo niño y preparándose para firmar autógrafos si es que logra ganar, mientras otras pequeñas esperan su turno para mostrar toda su expresión artística...
Un grupo de esculturales modelos posando para la cámara oficial del evento, mientras esperan la llamada para iniciar la reunión festiva.
El deshinhibido genio, sobre una pregunta acerca la teoría de la relatividad, ensaya una sesuda respuesta matemática indicando el efecto que produce la atracción gravitacional de un cuerpo celeste sobre la trayectoria de la luz en el espacio.
¡Carambas! Alguien salió premiado con un delicioso jugo de naranjas que con profunda satisfacción tomara durante las mañanas que dure ese néctar. Al igual que este niño, muchos otros irán a sus casas con sorpresa y regalos porque la fiesta es de ellos y esa alegría no se les puede quitar.
Empieza la jarana, animosos los pequeños agarran firmemente el hacha y golpean con todas sus fuerzas, mientras por otro lado, los papás se ponen a rezar a las once mil vírgenes para que su vástago no sea quien tenga que colocar el árbol del siguiente año...
Arbolitos a mí... parece decir este niño, a la vez que corta con determinación la yunza, no sabe que a su papá ya le dieron valeriana y su aguita de azahar para el susto. Aquí empieza la rueda de los valientes, solamente aquellos que están preparados y confiados en que sus viejos van a apoyarlos continúan la brega, al final la pareja que tumbe este arbolito será quien se encargue de organizar la próxima yunza.
sábado, 9 de febrero de 2008
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