sábado, 14 de junio de 2008

Septiembre 1997, fiesta de la Virgen (7)

Continuamos bajando por el camino en dirección al Sondondo Mayo.


A lo largo del camino se encontrarán cultivos de tunales; debido a la falta de agua, solamente estas frutas pueden desarrollarse con las lluvias del verano que bañan todo el valle del Sondondo. La tierra puede parecer algo árida pero regada convenientemente, aquí se desarrollan duraznos y sembríos diversos.


Quién no recuerda con cariño aquellas moles de piedra en las cuales los lugareños o muchachos en plan de vacaciones escolares, se encaramaban para tener un mejor lugar desde donde lanzar sus cordeles con "lleuja".


En Septiembre, el curso el río es apacible y diáfano; en esta temporada la pesca es exigua y hasta los mosquitos que habitan en él desaparecen, el asunto cambia durante los meses de crecida: el río brama, ruge con fiereza como haciendo recordar que arrastra hasta piedras enormes, el agua se pone turbia porque arrasa sembríos y lleva consigo tierras de cultivo; las truchas se multiplican y desarrollan velozmente y en todo el río la vida vuelve a resurgir.


A pesar de lo que se muestra en la foto, no vayan a pensar que el manso río es como los de la montañas bajas , es decir, de aguas cálidas; quien se atreva a darse un chapuzón sentirá un ramalazo de dolor a causa de la frialdad de estas aguas provenientes desde el nevado Ccarhuarazo (es triste mencionarlo pero la montaña amarilla ya no muestra sus tres nevados ancestrales, apenas se divisa un poco de hielo en una de sus cimas).


Una foto desde el hogar de don Primitivo Huamaní, el pequeño de la foto es el intrépido guía que llevó a los visitantes a visitar el apacible (por ahora) río Sondondo. Cayendo la tardecita, nada mejor que saborear una taza de huallhua, cedrón o culén acompañados de "tantas" recién sacaditas del horno.


Típica cocina presente en las casas de los comuneros ishuanos; por algún desconocido motivo, las comidas preparadas en estos lugares tiene un peculiar gusto: sabor a cariño, sabor a alegría o quizás algo que falta en las grandes ciudades y en donde el sentido de la solidaridad se ha perdido: sabor a familia.

** Fotos: David Huamaní Urbano

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