Las cuadrillas prosiguen con la visita a las ramadas del mayordomo, adornante y alférez.
En esta parte de la fiesta, todos los concurrentes acuden a felicitar y presentar sus saludos a los responsables de las ramadas; la costumbre señala que las personas se acercan a prender en el pecho de los carguyocs algún billete con qué ayudar y de paso brindar con el rico aja pito preparado en esas tiendas.
En primer plano, el señor trujillano que presentó una cuadrilla de negritos para la fiesta, al lado, su señora esposa bailando con el señor alférez de la Virgen y más atrás, a la izquierda, el señor adornante de fiesta, todos enfrascados en un jarana de padre y señor mío. Los yanacoyundas observan con alegría cómo se divierte su mayso; las fiestas de los pueblos del interior son así: algunas pocas veces al año tienen oportunidad de mostrar su alegría y se divierten como puedan y hasta donde aguanten.
La fiesta continúa para regocijo de todos los asistentes mientras la ramada del Alférez luce muy bien adornada con los elementos característicos que componen la parafernalia de estas fiestas tradicionales.
Detalle mostrando la marcha de una cuadrilla de negritos hacia la ramada del señor Adornante de la Virgen, en donde bailarán y presentarán sus saludos.
Arpas, violines, marquías, chinchillas, bailarines, etc., todo el local se vuelve una enorme fiesta costumbrista; algunos ríen, otros bromean y quienes no gustan de bailar, acompañan con entusiasmo y alegría la visita a las ramadas de los cargontes.
En esta esquina la cosa está bastante animada, con "servicios" presurosos y acomedidos sirviendo viandas y tragos a discreción mientras, en la ramada del fondo, otra cuadrilla de negritos está bailando frente a la ramada de los adornantes. La fotografía muestra muchas cosas más de las que se puede describir, veánlo ustedes mismos.
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