Grupos de negritos, músicos, maysos, amigos y familiares se acercan poco a poco a la ramada del señor adornante de fiesta; cada visita parecía una procesión pues tanta era la cantidad de personas, que por momentos, muchos preferían observar las escenas desde las tribunas (y es que las pisadas a los callos duelen mucho...).
No es una marcha de protesta, ni son grupos en pos de un justo reclamo, son asistentes e invitados que van a visitar una determinada ramada, en donde recibirán el cariño de siempre y donde serán atendidos con platos de comida típica, heladas cervezas y frescas vasos de aja pito (chicha de jora mezclada con mashka).
.
No se sabe si eran devotos de la Virgen o eran fieles seguidores de la rubia Cristal, pero con su asistencia permitieron que nuestra fiesta patronal tenga el brillo de antaño, como cuando convocaba a todos (y nos referimos a todos en general) los paisanos y comuneros del valle del Sondondo - Pampamarca y porqué no, a los amigos que venían de fuera, aquellos que extrañados veían la fiesta y no lograban comprender del todo.
Bien dice el dicho: "Una imagen vale más que mil palabras"; sobran las palabras para describir estas pequeñas escenas.
Otro cuadrilla de negritos se acerca a la ramada de un cargonte a presentar su homenaje con bailes y pasos diversos, propios de la tradicional fiesta en honor a la Mamacha Cocharcas. Ramada del señor Héctor Espinoza O., mayordomo de fiesta; a persignarse señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario