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Ramada preparada por el cargonte de turno, apreciamos en ella a la señora Lucía Chávez y otras damas ishuanas. La tetera llena de chicha de jora y con los vasos listos, espera a los visitantes que se apersonen a saludar.
Mientras algunos danzantes ejecutan los pasos del baile de las tijeras, un comunero "pasando cargo" se dirige a su ramada convenientemente vestido para la ocasión, con el sombrero orlado de flores y llevando el tradicional quipi a la espalda. Dos amiguitos abrazados y hermanados en medio de la fiesta, observan la escena.
Los danzaq del otro carguyoc se acercan a saludar a la primera agrupación, el nivel sonoro producido por la tijeras de acero se acentúa cuando el ambiente en el cual se presentan estos hábiles exponentes, es cerrado como en este caso.
Siempre es bueno llevarse un recuerdo de estas fiestas; quizás dentro de 30 años, este pequeñín recuerde algunas escenas de esta reunión; lo que sí mantendrá dentro de su mente será el imborrable sonido de la tijeras mágicas.
Fotos: David Huamaní Urbano
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