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Cuando un onomástico se piensa celebrar en el pueblo hay que tener en cuenta que, literalmente, es como llevar un poco de alegría a la olvidada comunidad; se rompe la monotonía de la vida rural de los comuneros y, es la ocasión propicia para expresar los sentimientos de alegría reprimidos dentro de sus almas. Si alguna persona de raíces
ishuanas o de cualquiera de los pueblos del interior, tiene en mente celebrar su cumpleaños,
háganlo en sus pueblos de origen, cuesta un poquito más pero es muy
gratificante; sino lo creen así, observen a continuación una secuencia de esta fiesta particular.
Doña Margarita Javier Santiago, recibiendo a las amistades que visitan su hogar con motivos de celebrar un año más de vida.
La señora Inés se constituye en la morada, con el quemadito discretamente llevado en una bolsa.
La vecina
Beatriz también se acerca para saludar y celebrar,
asi nomás no se celebra un santo en el pueblo; al margen, como es vecina cercana, no va a poder dormir tranquilamente.
Entre
Beatriz y
Reneé, mas atrás el arpista va templando las cuerdas del instrumento.
Junto al conocido violinista
Porfirio Damián Huamaní; todos bien abrigados con chalina y gruesas casacas, porque el mes de Junio es particularmente frío por estos lares.
Al ritmo del arpa y violín, la consabida rueda de baile, donde todos participan y si no pueden acompañar en la danza, sentados se quedan alegres, escuchando de paso la melodía ejecutada por el dúo arpa -violín.
A veces la ronda del baile suele salirse fuera del recinto, llegando en algunos casos, en forma de "
trencito", hasta la calle. La escena muestra el entusiasmo y la alegría de los oferentes durante el desarrollo de la celebración; todos a gozar, todos a
reír, es tiempo de fiesta...
Fotos: Julio Paredes Javier
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